El cuento de la maternidad: por qué Samanta Villar está siendo tan criticada.

Samanta Villar ha sido la “culpable” de que se haya generado un gran revuelo en todas las redes sociales. Y sí, decimos culpable porque todos la señalan, sin compasión, como culpable (de ser una mala madre).

¿Y qué ha dicho para que se le acuse de tal delito? Pues Samanta, con total naturalidad, ha dicho cosas como “Tener hijos es perder calidad de vida” o “La maternidad está idealizada” en su nuevo libro “Madre hay más que una”. Y vaya la que has liado Samanta, ¿no te habría ido mejor diciendo lo estupenda que es la maternidad y lo realizada que te sientes por esta nueva etapa de tu vida?

Lo que pasa es que en cuanto alguien rompe con los estándares que tenemos establecidos en la sociedad de mujer que es madre, estupenda, feliz y puede con todo…se nos van un poco los cimientos de nuestro querido patriarcado, que tan cómodos nos mantiene, a la mierda. Miles de usuarios y usuarias en las redes se han llevado las manos a la cabeza clamando qué tipo de madre es Samanta diciendo que no es más feliz ahora que tiene hijos, que qué van a pensar sus hijos si un día leen esta entrevista, que cómo no ha pensado en ellos al hacerla…

Lo que les ocurre a estas personas no es que estén preocupadísimas por los hijos de Samanta, no, es que están sintiendo en sus propias carnes como se deconstruyen los relatos que siempre nos han contado sobre la maternidad.

Durante toda nuestra vida, como niñas, nos cuentan toda una serie de historias y ficciones sobre qué significa ser mujer y cómo hay que serlo, siendo uno de los objetivos finales el ser madre.

Sé que esta historia está más que contada, pero para que no se diga que son inventos de las feministas, os contaré que, a mi prima de diez meses, que por si alguien tenía dudas no sabe ni hablar, estas navidades le regalaron un bebé, rosa, pequeño, con su chupete y complementos… Mi prima, con tan sólo diez meses, por el único hecho de haber nacido con genitales femeninos (¡quién sabe si identificará con el género femenino cuando crezca!), ya tenía bajo su árbol la carga de la maternidad. Y ahora, querida lectora, querido lector, pregúntate un momento, ¿crees que le habrían regalado ese bebé de juguete si mi prima hubiera nacido con genitales (mal llamados) masculinos? Por si te has quedado sin palabras, tanto como yo estas navidades, ya te digo yo que no, que mi primo ficticio de diez meses habría tenido bajo el árbol un coche, algo que hiciera música, animales…cosas de acción, porque al final a los niños se les educa para la acción y a las niñas para el cuidado. Pero de este tema del sexismo en los juguetes mejor hablamos otro día. De momento, sigamos con la maternidad.

El hecho es que, desde muy pronto, nos inculcan que, si somos niñas, también seremos madres en un futuro. Nos lo dicen cuando nos regalan bebés a edades en las que nosotras seguimos siendo bebés, nos lo cuentan en las películas Disney donde, además de ser madre, hay que ser heterosexual, estar muy enamorada y ser sumisa; nos lo dicen en los anuncios (si tienes alrededor de 25-30 años y ves youtube, habrás encontrado un aumento considerable en la cantidad de veces que te sale publicidad sobre un producto para hacerte pruebas de embarazo), nos lo dicen en las entrevistas de trabajo (“¿Tiene usted pensado ser madre?”) y también en los libros de biología del instituto, donde nos hablan de nuestros órganos sexuales con esa única función suya reproductiva, y esa idea de que para la supervivencia de la especie todas nos debemos reproducir como conejos. Podemos encontrar un alegato más firme de esta idea de la mano de un verdadero primate que hace el siguiente comentario en el diario ABC, tras la entrevista de Samanta:

“ESTO ES LO MÁS ESTÚPIDO QUE HE OÍDO NUNCA: Esta es la represión alienadora y patógena de la ideología de género. No se puede ir en contra de la naturaleza misma. Es la misma voz de la naturaleza que nos hace supervivir y multiplicarnos como especie. Estamos INVOLUCIONANDO…”

Por favor, que no se os escape el detalle sobre la represión de la ideología de género, por favor. Y es que, no se nos puede olvidar en todo esto, el discurso patriarcal que afirma que las mujeres debieran quedarse en casa criando hijos e hijas, para que de esta manera no desequilibremos sus privilegios heteropatriarcales, con mujeres empoderadas que deciden ellas mismas si quieren, o no, ser madres, y de qué forma. Porque la realidad es que, hoy en día, sigue habiendo muchas mujeres que aún tienen que decidir entre la maternidad o su carrera profesional, encontrándose verdaderas barreras para compatibilizar ambas.

En fin, que poco a poco, nos vamos socializando en la idea de que, para sentirte realizada como mujer, tienes que ser madre, y además una vez que lo seas tendrás que llevar toda la carga y responsabilidad de la crianza porque, al fin y al cabo, llevas siendo toda tu vida entrenada para ello, ¿no?

Y precisamente, por estas mentiras que nos han ido contando, Samanta se siente “engañada” y, como ella, muchas otras mujeres que, aunque con mucha menos repercusión en los medios, y sin las posibilidades de escribir libros sobre ello, afirman contundentemente que ser madre es muy bonito, pero también muy duro, muy difícil y muy sacrificado.

Imagen del programa de Samanta Villar «9 meses con Samanta»

Lo que está haciendo Samanta es romper con las ideas prestablecidas, con los roles históricamente asumidos y asociados por y para las mujeres, y con el mito de que la maternidad es sinónimo de felicidad y realización. Está claro que para muchas mujeres lo es, que, a pesar de los esfuerzos y sacrificios, para muchas madres todo merece la pena. Pero también hay que hablar de aquellas para las que no, que ven reducida su calidad de vida y las comodidades de una vida sin grandes responsabilidades, y se ven abrumadas durante la maternidad por sensaciones y emociones que nunca, nunca, les habían contado. De hecho, el silenciamiento alrededor de este tema provoca que muchas madres se sientan culpables de lo que sienten, no concediéndose ni un instante para identificar lo que les sucede y la gran carga que sienten.

Y, ¿cómo se soluciona esto? Pues contando las dos caras de la moneda, sin silenciar ésta que menos encaja con nuestros estándares históricos heteropatriarcales. Con ello, conseguiremos que las mujeres puedan tomar decisiones con toda la información encima de la mesa, sin engaños, sin adornos, sin culpas. Lo importante es entender, y respetar, las distintas vivencias que existen de la maternidad, que son diversas y enriquecedoras, y que no deben machacar y acusar a las que no lo viven de la forma que siempre nos han contado.

Respondiendo a aquellas personas preocupadas por los hijos de Samanta: lo que se llevarán sus hijos si algún día leen esta entrevista es un relato realista de la maternidad, el relato de su madre, que les quiere, pero también se atrevió a contar al mundo la verdad que muchos y muchas intentan silenciar. Lo que se llevarán sus hijos es una imagen de su madre luchando porque las mujeres puedan tener toda la información para tomar las decisiones de forma consciente, seguras, empoderadas, autónomas y sin condicionantes sociales.